Fantasmas

marzo 12, 2013

Los fantasmas en mi tejado han vuelto. Rondan por entre los rincones con aire de desesperación. No sé qué hacer. No sé qué decir. Escribo por escribir, dibujo porque se me acaban las palabras, saco fotografías porque el lápiz se resbala de mi mano. Camino al revés que todo el mundo, voy a la izquierda, no a la derecha. Mi universo es mío, y si no te gustan mis normas más vale que desaparezcas o te haré desaparecer yo. Frases inconexas y sin sentido, juntas sólo por la musicalidad de su unión. Pasajes íntimos que no recuerdo haber vivido. Los fantasmas se acercan. Susurran cosas. Me dicen cosas. Yo las cumplo, porque son su último deseo, y por lo menos eso se merecen. Ya no tienen una segunda oportunidad. No sé cuál será mi futuro, ellos ya no tienen ninguno. Espero que tú aparezcas allí, aunque todavía no sepa quién eres. Espero que salgas de la nada en un tajado de tejas anaranjadas, cobrizas, a juego con mi pelo. Espero que me lleves lejos de aquí, pero que podamos volver en cualquier momento. No me gusta estar aquí, pero no podría irme. Tengo demasiadas cosas a las que quiero, aunque no se lo diga con frecuencia. O nunca. Espero que me mires a los ojos y que me cuentes la verdad, aunque duela. Todavía no sé quién eres, pero lo que sí sé es que no mientes. Si así fuera, ordenaría a mis fantasmas que te cortasen la cabeza.


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